Que ruede la pelota y que Dios nos acompañe

Nómina del Deportivo Pereira, segundo semestre 2016. Partido de pretemporada en Manizales. /FOTO: Dep. Pereira.

Por Mauricio Gómez Buriticá
Twitter: @elmago_b
Comienza un nuevo torneo y, como siempre, una nueva ilusión para los hinchas de Deportivo Pereira.

Al iniciar esta nueva temporada, bien podría tomar algún escrito editorial, o una columna de opinión -como esta-, de cualquier otro inicio de campaña, copiar y pegarla; a fin de cuentas sería escribir de lo mismo: De una ilusión que nunca se cumple pero que nunca se apaga.

Y es que cuando el objeto de la opinión es un equipo de fútbol que nunca ha ganado nada pero que está clavado en lo más profundo de nuestros corazones, éste nunca va a cambiar.

Antes el sueño era el de ser campeones, pero por muchos factores, principalmente las pésimas administraciones, el equipo ha transitado por caminos que hoy nos llevan a trazarnos objetivos diferentes, el de ascender, por ejemplo.

Y es con ese único propósito que hoy comienza el calendario de 26 partidos en los que se espera que el técnico argentino, Néstor Craviotto, devuelva a esta sufrida institución y noble afición a su verdadero sitial.

Como principal herramienta, Craviotto cuenta con seis meses de trabajo en su haber, una estructura de equipo y una base de jóvenes jugadores que le devolvieron con creces la confianza depositada por él en el primer torneo.

A estos jugadores se sumaron las nuevas contrataciones, de las cuales se espera mucho, aunque de ellas es mejor hablar una vez esté el torneo en desarrollo, pues será la cancha el único escenario en el que se evaluará su carácter de ‘refuerzos’.

En este sentido, solo nos queda esperar que los criterios aplicados por el cuerpo técnico a la hora de contratar hayan sido los óptimos, y que de algo haya servido la experiencia del semestre anterior, sobre todo en el caso de los extranjeros.

Una de las cosas que genera optimismo a la hora de pensar en el ascenso, es que en esta nueva etapa ha habido un proceso paralelo en el que se han consolidado las divisiones menores, a través de la oportunidad que el cuerpo técnico de primera le ha dado a múltiples jugadores de la cantera.

Tampoco se puede desconocer que, más allá de los presuntos intereses personales de quienes manejan hoy el club -y hay que estar vigilantes a eso-, se ha trabajado desde lo administrativo por mantener viva la institución.

No obstante, esas bondades que terminamos aplaudiendo en medio de una mediocridad sistemática e histórica, son la obligación de todo club medianamente serio, por lo que, de ninguna manera deben anteponerse a la prioridad que se tiene de ascender. Si este año no se asciende, será un fracaso así como el de los cuatro años anteriores.

Así las cosas, de nada nos servirá darles partidos a los jóvenes en la B si el otro año no los podemos valorizar en la primera división.

Por poner un ejemplo, un jugador como Juan Camilo Hernández -el mejor valorado de la plantilla matecaña-, en diciembre podría tener dos precios: Uno el del joven revelación del torneo y otro, el del joven revelación del torneo que con su fútbol llevó al Pereira a la A. ¿cuál vale más, el primero o el segundo? es cuestión de lógica, así que la teoría de que a un equipo como el Pereira le es más rentable estar en la B pierde peso.

También es necesario advertir que éste igualmente será un torneo de paciencia; no todos los partidos se van a ganar y seguramente habrá momentos en los que la sangre estará caliente pero en los que tanto los actores principales (cuerpo técnico y jugadores), como espectadores (periodismo y afición), tendremos que analizar y entender con cabeza fría que el proyecto de retorno a la Primera A nos involucra a todos y que va a ser determinante empujar para el mismo lado.

Se llegó, pues, la hora de la verdad; el torneo que realmente importa, en el que no habrá margen de error y en el que las equivocaciones se pueden pagar muy caro. Que ruede la pelota y que Dios nos acompañe. ¡Que viva Deportivo Pereira!

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